CAPÍTULO 7
Transcurría el año 1945.
La segunda guerra mundial proseguía con su caravana de horrores, tragedias y crueldades que solamente la guerra tiene el poder de desencadenar.
Amaneció el día 9 de agosto, con los pájaros cantando, los niños caminando rumbo a las escuelas, los campesinos cuidando el campo y los animales, así como otras tareas rutinarias, las amas de casa ocupadas en sus quehaceres domésticos; en fin, un día común como tantos otros.
Las 11 de la mañana marcaban las manecillas del reloj, cuando algo diferente explotó en el aire, a 500 metros de altura, en aquella ciudad tranquila. Enseguida, un viento muy fuerte, con velocidad de 2 km por segundo, se dispersó y destruyó todo ante su paso. Un vacío inmenso se formó en el centro de la explosión, que como una gigantesca aspiradora levantó los escombros a una gran altura.
La temperatura subió a 9,000 grados centígrados, quemando todo a una distancia de varios kilómetros. Mientras todo ese desequilibrio de la naturaleza se desarrollaba, los fragmentos de la "cosa" caían incandescentes provocando incendios por todas partes. El sol quedó cubierto por una nube de humo y residuos de tal manera que asemejaba un eclipse total. Después de algunos minutos la nube bajó y una luz débil comenzó a aclarar el campo de la matanza.
Hubo más de 30.000 muertos y más de 10.000 heridos graves, más allá de decenas de millares de otras personas quedaron afectadas por la radiactividad. Fue algo terrible…Los árboles fueron arrancados y quemados, las casa arrasadas, personas decapitadas, otras con el vientre abierto y sin vísceras; todas quedaron desnudas pues las vestimentas se transformaron en cenizas. La piel de los cuerpos fue arrancada en tiras; una mujer fue encontrada con el vientre abierto y su futuro hijo entre las piernas. A 3 kilómetros de distancia del lugar fatídico, las personas quedaron con sus cuerpos una hora después cubiertos por llagas de quemaduras. Primero sintieron dolor intenso y enseguida un frío excesivo. Los fragmentos de la bomba tenían tamaños diversos.
Y pensar que ese terrible instrumento de muerte, la bomba atómica, fue generada en la mente de un ser humano, cuyo cerebro privilegiado trabajó al servicio de las "Tinieblas" en el plano físico, representadas por las fuerzas políticas corruptas y ansiosas de poder, frías e insensibles al sufrimiento y miseria del pueblo menos favorecido. Pero, ¿quién fue el "padre" de la bomba atómica? ¿Quién fue ese hombre?
En ligeras pinceladas vamos a dar el perfil de ese personaje tan comentado en la época de la explosión de la bomba. Se llamó Jacob Robert Oppenheimer. Científico desde niño, nacido en 1904, vivía para la ciencia y no se preocupaba con las realidades políticas, sociales y económicas. A los 11 años de edad ya pertenecía al Club de Minerología. Después se diplomó en Química y empezó a estudiar Arquitectura. Se hizo arquitecto y fue a estudiar física a Inglaterra y después a Alemania. A los 21 años ya era conocido por el descubrimiento llamado Proceso Pooheimer Phyllips, basado en la colisión de partículas atómicas, Estudiaba Astronomía, concentrándose en los quasares, las pequeñas porciones cósmicas que emiten luz y ondas radioactivas de gran intensidad. A los 25 años ya daba clases en el Instituto de Tecnología de California y en la Universidad de Berkeley. Hablaba 8 idiomas y dominó el holandés en 6 semanas, sólo para hacer una conferencia en Amsterdam. Aprendió el sánscrito sólo para comunicarse por cartas con personas que conocían esta lengua.
Como hombre era muy solitario, ingenuo, emotivo y fácilmente apasionable. No estaba acostumbrado a leer periódicos ni revistas, no tenía radio ni teléfono; sus amistades eran personas de la Universidad.
Fue duramente criticado cuando el gobierno americano lo rotuló de comunista, destituido de algunos derechos y mantenido bajo vigilancia policial; todavía, su tragedia íntima no resultó de esa persecución política sino del despertar de su consciencia que explotó en el momento exacto en que el terrible fuego llegó a lo alto del cielo en la primera experiencia atómica, y se dio cuenta de haber inventado un mortífero instrumento.
Repitió entonces la frase de Baghvad Gita, libro sagrado de los hindúes: "me transformé en la muerte, el destructor de los mundos".
Los colegas, insensibles, conmemoraron eufóricos el invento con un vaso de vino. El no conmemoró.
Oppenheimer, a partir de aquel instante, tomaba conocimiento del problema más grave que tiene el hombre: " ¿Es lícito llevar hasta el fin el saber si con esto se liquidan a millones de criaturas de una sola vez?" Los americanos, a esa altura, comenzaron a pensar en la fabricación de una super bomba y Oppenheimer comenzó a defender la división de los secretos atómicos con otras naciones, a pedir la intervención de la ONU y a desanimar a los colegas para no trabajar en la fabricación de la bomba de hidrógeno. El fue el hombre que más protestó en 1950 cuando Truman, presidente de los EEUU, pasó por encima del Comité de Energía Nuclear y ordenó la fabricación de la super bomba.
La bomba fue construida por el científico Edward Teller y en pocos meses quedó lista y fue detonada; no obstante de inmediato los rusos detonaron la suya.
Fue durante los años de sufrimiento físico, pues falleció de cáncer de garganta, cuando Oppenheimer se dedicó a estudios más profundos; hizo lindas conferencias, escribió cosas más nobles y fue maestro de ideales claros y elevados. Explicaba que la ciencia es buena y no se debe temer, que la ciencia es cultura y que no es necesario aislarla, porque de una gran desgracia puede nacer una gran felicidad. Ya era humilde y se tornó aún más.
Cuando alguien le preguntó un día:
- Profesor, ¿Por qué no escribe la verdad? (se refería a las injusticias sufridas)
El respondió:
- No lo haré nunca. La verdad está dentro de nosotros, no es necesario dar cuenta de ella a los otros.
Para cerrar este resumen agregamos que Oppenheimer recitaba a Dante Alighieri, autor de la Divina Comedia, en italiano, leía a Homero en griego, conocía las piezas de Bach; discutía pintura como crítico de arte, era apasionado por la poesía medieval francesa y por la filosofía de la India.
Este era el hombre considerado como genio, amado por unos, odiado por otros, e incomprendido por muchos otros.
Todos los daños de las explosiones nucleares, durante la segunda guerra mundial y los innumerables pruebas que hasta hoy se realizan, repercuten sobre todos los seres vivos, sobre la corteza terrestre y su interior, y la propagación de esas radiaciones alcanzan otros planetas y sus humanidades.
Oppenheimer, en sus peores pesadillas, no podría alcanzar el horror de su creación; la pequeña biografía que presentamos no pretende juzgar ni absolver, porque no nos compete sino apenas mostrar la riqueza de la complejidad humana, los riesgos del enorme desperdicio de talento, más aún tratándose de un potencial científico.
La ciencia tiene que caminar junto a la ética, bajo la pena del ser humano, en su omnipotencia se enarbola "socio de Dios".
En vez que el científico sea un peregrino de lo "absoluto", será un peregrino de lo absurdo.
La revelación de que el gobierno americano engañó u omitió información a centenares de personas para someterlas a pruebas de radiación nuclear, escandalizó a la sociedad americana. "Sólo puedo pensar que las personas que conducían los experimentos eran nazis", dijo la secretaria de Energía, Hazel O'Lary, primera autoridad en admitir oficialmente la realización de tales pruebas.
Fueron funcionarios del gobierno americano, sin embargo, quienes durante más de 30 años supervisaron experimentos con el objetivo de medir los efectos biológicos de sustancias radioactivas ingeridas, inhaladas o inyectadas en seres humanos. El pretexto era la "seguridad nacional": del otro lado del mundo, la Unión Soviética apuntaba sus misiles hacia el territorio americano.
Los americanos mientras tanto no están aceptando el patriotismo como disculpa. Entidades de derechos humanos catalogan esas experiencias como crímenes de guerra. El diputado demócrata Edward Markey, el primero en denunciar, en 1986, el uso de cobayos humanos en las pruebas, consideró las experiencias con seres humanos como "bizarras" o "repugnantes". "Ciudadanos americanos se transforman en piezas de calibración de artefactos nucleares, en muchos casos fueron rotulados como poblaciones destinadas al 'sacrificio' (prisioneros, pacientes con dolencias terminales o con retardos mentales)", escribió en el prefacio del relato que presentaban, sin éxito, al gobierno de Ronald Reagan, con la esperanza de que los hechos puedan ser investigados.
Tales experimentos empezaron en 1940 y se extendieron hasta los primeros años de la década de los 70, bajo la supervisión del Proyecto Manhattan (que construyó la primera bomba atómica), de la Comisión de Energía Atómica y de la Administración de Investigación y Desarrollo de Energía. Esos tres organismos dieron origen al actual Departamento de Energía liderado por O'Lary. He aquí los principales experimentos:
De 1945 a 1947, 18 pacientes terminales de cáncer, de hospitales en Tennessee y Nueva York, recibieron inyecciones de plutonio para medir la cantidad de sustancia retenida por el organismo. Los pacientes no fueron avisados sobre el experimento.
En el Instituto de Tecnología de Massachusetts, el conocido MIT, durante el período de 1961 a 1965, veinte personas, de 63 a 83 años, fueron inyectadas con radio y torio para evaluar la velocidad del pasaje de esas sustancias por el organismo.
A partir de 1963, 131 internos de presidios de los estados de Oregon y Washington, fueron reclutados mediante el pago de 200 dólares a cada uno, para someter el pene y los testículos a aplicaciones de rayos X. Los prisioneros fueron advertidos sobre la posible esterilidad y quemaduras de piel, pero no sobre el riesgo de contraer cáncer. Posteriormente sufrieron la vasectomía para evitar contaminar a la población con la generación de mutantes irradiados.
Durante los años 60, en el laboratorio científico de Los Alamos, 57 adultos sanos fueron alimentados con esferas microscópicas conteniendo uranio y manganeso, para medir el tiempo que les tomaba a las esferas en ser expelidas.
En los años 1946 y 1947, el la Universidad de Rochester, en Nueva York, seis pacientes con buen funcionamiento renal fueron inyectados con sales de uranio para verificar si la concentración de la sustancia radioactiva dañaba el riñón. Algunos pacientes sufrieron alucinaciones, mientras que otros, desajustes emocionales.
"¿Porqué deberíamos preservar el planeta habitable, sino es para nuestros hijos y nietos?" - Jacques Yves Cousteau.
Este texto fue propuesto por la Sociedad Cousteau y posteriormente adoptado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU):
La Asamblea General,
Considerando la determinación proclamada por los pueblos del mundo en la Carta de las Naciones Unidas en reafirmar la fe en la dignidad y el valor de la persona humana y en promover el progreso social y mejores patrones de vida con mayor libertad;
Entendiendo que entre los propósitos de las Naciones Unidas está el conseguir cooperación internacional en la solución de los problemas internacionales y el de ser un centro de armonización de las actividades de las naciones en la consumación de esos propósitos comunes;
Reconociendo que por primera vez en la historia de los derechos de las futuras generaciones de ejercer opciones con respecto a la nutrición, a la continuidad de la vida y al enriquecimiento y diversificación de sus ambientes físicos y mentales estando seriamente amenazados;
Creyendo que la preservación y la promoción de esos derechos es una demanda a la consciencia de todos los pueblos y todas las naciones;
Convencida de que cada generación tiene el derecho inherente de determinar su propio destino y la correspondiente responsabilidad de exigir un derecho similar a las generaciones futuras como una extensión del derecho de los vivos;
Proclama solemnemente la necesidad de asegurar el reconocimiento universal de ese derecho y de esa responsabilidad. Por tanto, declara que:
Artículo 1:
Las futuras generaciones tienen el derecho a una Tierra descontaminada y sin daños para su goce, como lugar de la historia de la humanidad, de la cultura y de los lazos sociales, que hacen de cada generación y de cada individuo un miembro de la familia humana.
Artículo 2:
Cada generación, al compartir el patrimonio y la herencia de la Tierra, tiene el deber, como sanadora de las futuras generaciones, de prevenir los daños irreversibles o irreparables a la vida en la Tierra y a la libertad y dignidad humanas.
Artículo 3:
Es, por tanto, responsabilidad suprema de cada generación mantener una vigilancia constante y cautela sobre los disturbios tecnológicos y las modificaciones que afectan adversamente la vida en la Tierra, el equilibrio de la naturaleza y la evolución de la humanidad para proteger los derechos de las futuras generaciones.
Artículo 4:
Todas las medidas apropiadas, incluso la educación, investigación y legislación, deben ser tomadas en cuenta para garantizar esos derechos y asegurar que los mismos no sean sacrificados por conveniencias del presente.
Artículo 5:
Gobiernos, organizaciones no gubernamentales e individuos son invitados, por consiguiente, a implementar esos principios como si estuvieran frente a esas futuras generaciones, cuyos derechos procuramos establecer y perpetuar.
Organización de las Naciones Unidas.
Mi pantalla mental quedó toda oscura. Después, la luz apareció como un amanecer de verano. Distinguí un horizonte distante inundado de luz.
Después, cosa increíble!! vi una columna enorme inundar toda la atmósfera; vi el centro de la explosión. El fuego parecía ser un ser vivo dada su gran potencia. Vi objetos y seres desaparecer instantáneamente. El fuego era una sola cosa arrastrándose por todas partes. En seguida, como si me encontrara en el plano astral, vi una "llama" pasar frente a mí como si fuera llevada por el viento. Desconfié, o mejor dicho, tuve la impresión de que era un ser humano que había desencarnado en el epicentro de la explosión de una bomba atómica. De inmediato tuve la confirmación positiva. Surgió un espíritu socorrista que intentaba asegurar a la "llama" en sus brazos, mientras que iba tomando otra forma y consistencia; sin embargo, el socorrista no conseguía asegurarla a pesar de que el espíritu deforme no oponía resistencia. El socorrista estaba agachado, como arrodillando una pierna intentando acercarlo y después colocar sobre la rodilla aquella forma humana irreconocible que se deshacía en pedazos, desintegrándose completamente y ajena a la situación.
No era una lucha o alucinación, era un estado de ausencia total, extraño y terrible, que yo nunca había visto; como si hubiera ocurrido una muerte doble instantáneamente: la muerte del cuerpo físico y la del periespíritu o cuerpo astral. El hermano socorrista estaba desorientado al ver esa energía derritiéndose en sus manos, cayendo en pedazos por el suelo. En verdad, él se desesperaba por no poder hacer algo, pues creo que la situación era inédita y él jamás había visto algo parecido.
Pienso que estos cuadros fueron proyecciones del Registro Akáshico de las experiencias atómicas en Japón en 1945 durante la segunda guerra mundial, en las ciudades de Hiroshima y Nagasaki.
Arriba fue descrita una videncia de 02/12/91 y ahora vamos a leer algunas consideraciones del médium en plática mental con seres superiores, lo que resultó en la siguiente conclusión.
La terapia para los desencarnados bajo el impacto ocasionado por la explosión nuclear es una incógnita para los trabajadores espirituales del plano astral. Es necesario decir que existen seres tan evolucionados que podrían solucionar esos problemas, sin embargo, para que la humanidad terrena reciba esos auxilios necesita merecerlos. A cada segundo su merecimiento. Nada es dado de gracia.
Los extraterrestres más avanzados en tecnología, ciencia, moral y espiritualidad, sin interferir en nuestro libre albedrío, nos ayudan mucho en el área de la salud; con todo, encuentran dificultades en ese campo porque se ven frente a elementos planetarios extraños a su medio ambiente, o sea a su mundo, pues los planetas tienen constitución diferente. Por otro lado, el problema creado por los científicos terrestres cuando desenvolvieron el proyecto nuclear desintegrando los átomos y fabricando armas mortíferas nunca antes vistas, deben ser resuelto por ellos, los científicos, desenvolviendo nuevos mecanismos para sanear los efectos ocasionados por sus insensatas creaciones. Si el Padre permitió el desenvolvimiento de la ciencia a ese estado, no fue para ser utilizado en el mal sino para el progreso de la humanidad. Es Ley de Dios: "No matarás".
Estuve en contacto mental con seres del último viaje que hice sobre los problemas de las armas nucleares (palabras del médium sosteniendo un diálogo con ellos):
Pregunta - ¿Por qué la insistencia de ustedes sobre el asunto al respecto del cual, inclusive, ya recibí varios mensajes?
Respuesta - Porque necesitamos divulgar el peligro que corren los terráqueos en provocar un holocausto en el planeta debido a las detonaciones nucleares. Es sumamente importante saber que además de terrible, el sufrimiento es indescriptible para el espíritu que experimenta una explosión nuclear.
Pregunta - ¿Por qué ustedes no traen espíritus que han experimentado eso para dialogar con ellos a fin de suavizar un poco su sufrimiento?
Respuesta - En la mayoría de los casos esos espíritus debido a la manera sumamente drástica como desencarnaron en su inmenso dolor y locura piensan que no existen mas. Un abordaje en el plano espiritual es casi imposible y una incorporación pondría en riesgo la vida del médium, dada la gravedad del problema.
Pregunta - ¿Cómo sería posible que yo, que no entiendo sobre bombas nucleares, no soy famoso en ningún área social, no soy editor de algún periódico o revista, y no soy reportero, pudiera divulgar esa cuestión de manera convincente?
Respuesta - Usted no puede imaginar lo que se puede hacer con una frase. Necesitamos únicamente que las frases salgan del plano mental y penetren en su mundo, en el plano físico. Que su grupo disemine hacia otros núcleos, que publique en sus boletines, periódicos y revistas. Mano con mano esas revelaciones pueden llegar a las "manos" que ostentan el poder, a los hombres que legislan y son accesibles. Continúen trabajando y dejen el resto en nosotros, así conseguiremos todos evitar esa hecatombe hasta el "fin de los tiempos". Todos juntos veremos lo grandioso que es conseguir vencer. No podemos ahora explicar detalles del proceso, pues muchas cosas están fuera de su comprensión. ¿Cómo hacerle entender lo que le sucede a un espíritu encarnado en tales condiciones? ¿Cómo comprender que muchos de ellos quedaron por siglos sin poder reencarnar perdiendo bastante tiempo y oportunidad de elevación espiritual?
Pregunta - ¿Acaso ustedes están lidiando con problemas nuevos, mejor dicho explorando con la desintegración de los cuerpos que revisten al espíritu? ¿Es la primera vez que ocurre eso en el cosmos como consecuencia de las explosiones atómicas?
Respuesta - No. Eso ya ocurrió muchas veces y ocurrirá otras más. Es por esa razón que intentamos hacer que no ocurra, porque las consecuencias son desastrosas para los seres. De cualquier manera, nuestra función es instruir y alertar sobre los peligros. El mérito y la victoria es de la propia humanidad que, absorbiendo los consejos, consigue vencer sus instintos, vicios y orgullo. No somos nosotros quienes lo impediremos; solo les informamos ahora lo que se desencadenará en lo íntimo del espíritu semidestruido.
Pregunta - ¿Tantas personas hablan alertando sobre este asunto, sin embargo, parece que no da ningún resultado?
Respuesta - Vamos a usar un dicho de ustedes: "gota constante de agua penetra la piedra". No nos cansaremos de llamar la atención sobre ese hecho, enviando mensajes repetidos para todo el mundo. Aunque tengamos que repetirlos centenares de veces, necesitamos que uno de ellos llegue a algún lugar seguro.
Pregunta - Me siento débil y desanimado sobre ese asunto; me siento como si no adelantara nada hablando sobre él, pues las personas parecieran estar sordas.
Respuesta - Tenga fe en DIOS, valor y fuerza. Estamos comenzando. Que DIOS esté con todos ustedes.
Nota: Este diálogo mental se dio el día 18/05/87. Desde entonces, muchas gotas han llegado a nuestro tan sufrido planeta, y entre ellas, la situación del desarme nuclear. Nuestros hermanos mayores tenían razón.
Esa cuestión de los efectos de la radiactividad más o menos intensos actuando sobre el ser humano es motivo para que nuestros hermanos extras e intras nos den mensajes de vez en cuando. Tal cosa ocurrió después del "Caso Césio" en Guyana, que hizo a Brasil y varios países del mundo fijarse en el asunto.
En nuestro grupo de trabajo espiritual estuvimos recibiendo por vía mediúmnica, la siguiente revelación:
Un equipo de más o menos 6 extraterrestres estuvieron sobre Guyana en la época del caso Césio y, aprovechando una lluvia que caía en la región, vertieron en el lugar contaminado una solución para minimizar los efectos de la radiación. Exactamente por eso no se verificaron las previsiones del científico alemán que estuvo ahí. Como no aconteció nada de lo previsto, el gobierno brasileño dijo que el científico estaba sembrando pánico en la población.
En el plano espiritual también se hizo una limpieza para minimizar los efectos que de hecho son más desastrosos que en el plano físico. Trabajaron también en el depósito que hicieron para guardar el residuo nuclear.
Revelaron que las personas alcanzadas por el accidente del Césio, estaban rescatando deudas de existencias pasadas.
Esos conocimientos nos fueron dados a través de una videncia el 24/05/88.
El 28/02/92 fue visto un tratamiento de los espíritus que desencarnaron en detonaciones nucleares, a fin de recuperarlos. Esa terapia, dieron a entender, fue descubierta recientemente en el mundo espiritual de nuestro planeta. Fue mostrado también un tratamiento de cáncer con quimioterapia y radioterapia en el plano físico siendo contra atacado por ellos con la misma sustancia parecida al hielo, a fin de eliminar o neutralizar los estragos de la radiación nociva.
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