Cuando nuestras puertas necesiten ser cerradas bajo seguridad especial y nuestras casas necesiten de sofisticados sistemas de alarma, es posible que ya no estemos confiando en nuestras defensas espirituales.
Cuando no podamos sentir confianza en nuestro automóvil para transportar a un hermano desconocido;
Cuando ofrezcamos el plato de comida al niño con hambre, pero no lo invitemos a sentarse a la mesa;
Cuando evitemos salir a la calle a determinadas horas de la noche o evitemos lugares deshabitados previniéndonos de la sorpresa de ser asaltados o agredidos;
Cuando la desconfianza descontrole nuestros pensamientos con la precipitada interpretación de los comentarios de nuestros semejantes;
Cuando necesitemos enfrentar la tristeza de mostrar a nuestros hijos que la vida fuera de nuestro hogar no se corresponde con las lecciones de amor dadas por nosotros, pues ellos ya pueden identificar la violencia de la cual aún no comentamos;
En verdad es que ya estaremos viviendo días de horror.
Por eso, cualesquiera que sean los acontecimientos que señalen cambios dolorosos para la humanidad, debemos primero darnos cuenta del futuro feliz que nos espera, con lugares de puertas abiertas, calles con árboles frondosos, población fraternal, trabajo sin esclavización, en fin, una humanidad feliz.
Esperemos el futuro con confianza y que el Padre nos bendiga.
(Mensaje psicografiado, recibido el 18 de abril de 1994 por un médium del GER)