Cuando muchas veces nos entregamos a los placeres de la vida mundana, no estamos conscientes de los compromisos que atamos a nosotros mismos; lazos fuertes de energía, muchos convertidos densos en nosotros, por fuerza de su naturaleza pesada y doliente.
Frente a los cuadros dolorosos de las Ciudades de las Sombras nos topamos con las realidades del espíritu en sembrar lo que quiere e inevitablemente cosechar solamente lo que plantó. Estuvimos en el Valle de las Sombras donde innumerables seres vampirizan niños (espíritus con formas infantiles) hasta agotarles las energías vitales, deshacerse de sus cuerpos astrales secos y buscar nuevas víctimas para saciarles la sed incansable.
Esos seres vampirizadores están siendo localizados y lentamente envueltos en una especie de red de luz que los conducirá a su nuevo lugar, el Astro Higienizador, y mientras serán mantenidos ahí, por poco tiempo, en la ilusión de sus funestas y horrendas actividades que les son propias y agradables.
Esos "seres" que visitamos no tendrán más la oportunidad de abastecer su nido de muerte, de almas incautas, infelices y sufrientes.
Viven en la ilusión de estar en su hábitat hasta que sea llegado el momento de soltarlas entre las fieras para que comiencen a devolver todo lo que imprudentemente robaron de alguien que no les debía.
Esas almas negras, como polvo del carbón, tendrán su espacio reservado en el lugar que se destina a las almas de ese tenor vibratorio.
Estamos limpiando la Tierra de los nódulos de suciedad que le consumen las energías de vida y que le corroen las entrañas. Almas infelices, no vivirán más sobre la Tierra, la cual será destinada a abrigar en un futuro bien próximo a aquellos dispuestos a levantar los brazos incesantemente en beneficio del prójimo, trabajando por el don de la vida.
Solamente la Luz brillará iluminando los altares donde sólo habrá un Dios a ser loado y agraciado con cánticos y reverencias sinceras, de los corazones purificados por el dolor.
El sufrimiento será la esponja para disipar de la "Vieja Tierra" las manchas infelices del pasado.
La "Nueva Tierra" les espera, cristianos benditos, donde reinará la Paz, la bondad, la armonía y el Amor entre los pueblos. Entonces habrá una sola humanidad, un sólo Dios gobernará, el Unico, Omnipotente, Amadísimo Señor de los Mundos.
(Mensaje psicografiado, recibido el 18 de mayo de 1998, por un médium del GER)
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