CAPITULO 11
Mensaje para ser divulgado a todos los seres humanos
Saludos a nuestros amigos del planeta Shan (Tierra).
Nuestra presencia e intención se tornan cada día más claras para un número creciente de personas sin preconceptos. Millares de habitantes de la Tierra esperan con impaciencia nuestra aparición.
Puesto que ustedes tienen grandes razones para creer que somos capaces de efectuar aquello que ustedes llaman milagros, deseamos que se comprenda con mucha claridad que no tenemos nada en común con charlatanes que probarían la realidad de su existencia. Cada gesto nuestro es concebido de acuerdo a un plan bien determinado.
Hablo en nombre de todos nosotros, quienes estamos comprometidos en esta misión bastante ingrata de proveer asistencia a los habitantes asediados del planeta Shan (la Tierra está, de diversas maneras, cercada por las fuerzas del mal). Sería un inmenso alivio si nosotros, bajo formas etéricas que nos es posible utilizar, pudiéramos aterrizar simultáneamente en todas las partes del globo terrestre, poniendo fin a la absurda discordia y odios irreconciliables que anulan el esfuerzo común para la paz.
Las instrucciones que recibimos y nuestros principios nos impiden, mientras tanto, actuar así.
Una resolución previa tomada por los propios habitantes de la Tierra debe preceder a nuestra entrada masiva en escena (Pidan y recibirán). Sólo entonces, nuestros poderes superiores, que sobrepasan los que ustedes tienen actualmente, podrán ser utilizados. Sí, hablo de la bomba H y otros explosivos terriblemente peligrosos. Una cosa es fabricar y hacer explotar tales ingenios, pero ¿dónde está el mortal que ha resuelto el problema de evitar tales explosiones o de reducir su efecto a la nada? Tal persona no existe en el planeta Shan. ¿Cómo osan entonces liberar una fuerza de tal amplitud sin tener la menor idea de cómo controlarla? ¿Habrían al menos notado seriamente los resultados de los fenómenos en el vasto dominio de la naturaleza?
Un gran número de mortales, suficientemente inteligentes, pone continuamente en movimiento ondas de pensamiento y sentimiento destructivo. Esas vibraciones perturbadoras recorren largas distancias y ocasionan continuamente agitaciones en el éter.
¿Ustedes piensan que esas discordias generadas por ustedes mismos y por millones de sus semejantes no tienen efecto alguno sobre las fuerzas inanimadas?
Lo que ustedes llaman "dolencias" no existen, por decirlo así, en nuestros planetas porque nosotros ya eliminamos sus causas.
Una vez que esos deseos y acciones nefastas, así como pesadamente cargadas, diseminan las cargas de la guerra en los reinos visible e invisible ¿cómo esperan los responsables poder escapar al terror de las consecuencias?
Lo que deseo dejar claro es que nosotros, Seres del Espacio, sea cual fuera el modo en que podamos temporalmente servir, tenemos el compromiso por juramento más solemne de mantener las Leyes Universales, las cuales son únicas responsables por la preservación de la vida en todos los niveles de consciencia. Un desvío de esas Leyes fijas e inmutables equivaldría a la pérdida de privilegios que conquistamos con nuestros esfuerzos ininterrumpidos. Nos gustaría, por ejemplo, darles un consejo: moldeen su vida, lo más posible, de acuerdo con las enseñanzas de aquel que descendió hasta entrar en contacto con los mortales por medio de la manifestación física.
En calidad de amigo y colaborador suyo, al servicio del Rey de Reyes, que actúa desde lo alto, nosotros les saludamos y nos esforzaremos por liberarlos de aquellos que tratan de oprimirlos y someterlos al régimen de dominación destructiva. Venimos como defensores o liberadores.
Para comenzar una serie de revelaciones sobre lo que acontecerá con la actividad de aquellos que están aprisionados en una jaula de carne y de los que serán sus asociados en el plano terrestre, es preciso que ustedes comprendan que sus amigos cósmicos poseen cuerpos de transposición, esto es, cuerpos que se pueden manifestar bajo diferentes formas (así como el agua puede manifestarse como vapor, nieve o hielo, de acuerdo a las condiciones atmosféricas naturales o artificiales). Es eso lo que nos permite ayudar a los mortales.
Como ustedes a veces olvidan, la guerra se desencadena violentamente en los planos astrales simultáneamente con su expansión en el plano terrestre. El hecho de que tantos seres humanos mueran, pero continúen viviendo en el plano astral con las mismas metas y deseos, hará que ustedes comprendan la dificultad de nuestra tarea.
Actualmente, millares de almas buscan seguir la senda de la evolución espiritual. Si nosotros no intervenimos, ellos serán condenados a ser arrastrados hacia las sendas descendentes que llevan a la miseria y degradación.
¿No valdría la pena luchar, durante algunos meses, en un conflicto desesperado entre las tinieblas y la luz, entre el odio y coraje sobre-humano, para asegurar a los seres humanos actuales la posibilidad de proseguir en su evolución espiritual?
Afirmo que la victoria no dependerá en absoluto de una ventaja material ni de un número superior de armas que llevan a los sabios a pensar que alcanzarán un conocimiento profundo y que organizarán el poder secreto de la Energía Cósmica. Debo decir que no es así. Un acto divino, como los mortales jamás habían visto hasta hoy, una conclusión rápida e irrefutable pondrá fin a eso. Deseamos que su planeta deposite la confianza en un único poder capaz de liberarlo de su destino inminente (pues no está en el poder de jefe terrestre alguno poner orden en toda la Tierra). El consentimiento impuesto por el miedo o por la fuerza nada vale frente a la lógica y lealtad profunda en relación a las concepciones superiores.
Una larga y ardua campaña fue emprendida contra las fuerzas negras que parten de la dimensión invisible alcanzando a los habitantes terrestres y, sin ser percibidos por éstos, los pervierten, imponiendo deberes ingeniosos de maldad diabólica. Esto con el fin de someterlos a la más fuerte esclavitud bajo su comando único.
Como consecuencia benéfica de esa campaña ininterrumpida en el plano astral, dirigida contra las fuerzas negras y las hordas pervertidas de los mortales, se tornó posible ahora transferir esa batalla hacia el plano físico visible, donde los humanos pueden más eficientemente defenderse y donde los resultados son más tangibles. Eso no podrá ocurrir sin incomodidad física y sin sufrimiento, pero la victoria será obtenida. Los mortales deben pasar por su pruebas. Que importa el sufrimiento de un buen número de ustedes durante esa fase final de transformación del mundo, ya que todos los que permanecen justos y firmes en cualquier campo en que se encuentren comprenderán después que prestaron un inestimable servicio al Maestro y a sus legiones venidas del espacio. De esta manera, ellos habrán permitido a esas legiones atravesar la impenetrable densidad del envoltorio eterico de la Tierra para traer el triunfo y la fuerza a las potencias amigas del planeta Shan. Se ha de operar entonces, un rápido cambio en la superficie de la Tierra y en sus habitantes. A cada hora, las propias potencias del mal revelarán sus designios y esas revelaciones llevarán a los humanos a una decisión rápida: a derrumbar falsas leyes sustituyéndolas por verdaderas concepciones de acción constructiva. Así, nuestra presencia y nuestros designios no tienen otro fin sino el de venir a su auxilio pues sus Guardianes Invisibles están muy preocupados con el estado del planeta Shan.
Nosotros somos diez millones de Seres del Espacio, completamente equipados con fuerzas de naturaleza etérica, a fin de oponernos a las intenciones de las fuerzas destructivas, tornando inofensivos sus medios.
Sabemos cuáles regiones de la Tierra están predestinadas a la destrucción, y luego que aparezca el peligro enviaremos a esos lugares millares de ventlal (discos voladores). Para darles una idea de como ustedes están protegidos, podría citar innumerables hechos donde sabotajes premeditados fueron impedidos gracias a la vigilancia de nuestros hombres.
Si aún no se ha producido la desintegración atómica en cadena no es porque sus sabios sepan utilizar los átomos, es porque nosotros hemos tenido cuidado especial en purificar la atmósfera por medio de esferas de compuestos químicos después de cada explosión atómica.
Nuestros medios de comunicación telepática y de observación visual, que engloban a cada persona y cada lugar de la Tierra, están más allá de la comprensión actual de ustedes.
Las promesas, tantas veces repetidas, de que aquellos que depositaran su confianza en Dios serán protegidos, son perfectamente exactas.
Nuestra aparición bajo forma física o materialización de nuestras naves depende de las instrucciones que recibimos de bases que están muy por encima de la estratosfera suya. Esas instrucciones son determinadas, en gran parte, por los acontecimientos y por las reacciones humanas. Otros factores desempeñan un papel también: la influencia planetaria magnética, las condiciones astrales, las vibraciones especiales provenientes de las fuerzas concentradas en el interior del globo o de las regiones donde los humanos despiertan frente al peligro y hacen intentos desesperados para librarse de él. Esas últimas consideraciones son tal vez el elemento más poderoso que llevan nuestras fuerzas hacia ellos. Pero ellos mismos, los seres humanos, deben intentar conquistar su libertad antes que podamos venir a su auxilio.
Nosotros estamos viniendo como liberadores y esperamos instrucciones para una misión más agradable. Podremos entonces, mezclarnos libremente con ustedes, iniciándolos en tantas delicias y en buen número de privilegios que poseemos. ¿Ustedes quieren, por su propia colaboración, adelantar ese día feliz? Esperamos que si.
¿Quieren ustedes creer firmemente en nuestra existencia, así como en nuestro deseo impersonal y desinteresado de servirles?
Cuanto más sean aceptados esos factores por los seres humanos en general más rápidamente y fácilmente podremos alcanzar nuestra meta y menos vidas se perderán.
Estamos entonces intentando salvar todas las almas que quisieran adaptarse a las transformaciones gloriosas exigidas por la Nueva Era.
Honramos a aquellos que por intuición divinamente inspirada pueden captar el verdadero significado de nuestra misión.
Cualquier esfuerzo de nuestra parte para adquirir sea lo que fuera de los valores de su planeta Shan sería imperdonablemente vil, teniendo a la vista que una gran parte de los habitantes de su planeta está en lamentable situación de penuria y desnutrición. Tenemos la intención de ampliar sus recursos y no de disminuirlos.
El contraste que hay entre las condiciones armoniosas de nuestros propios planetas y el desorden caótico que existe en todas partes donde vemos la vida tal como es vivida en el planeta Shan es extremadamente doloroso de observar.
Debo decir que la incapacidad de todos, salvo de un puñado de hombres, en poder captar por lo menos una visión efímera del Mensaje Espiritual del Maestro, que los habría liberado de toda esclavitud material, representa una ceguera que llenó nuestros corazones de angustia en cuanto a la posibilidad de salvar la Tierra de la destrucción total. Nosotros que los vigilamos desde nuestros puestos de observación en el espacio, perdemos toda esperanza de ver el planeta Shan escapar de su muerte.
Pero para los que se salvaran, la cosa es diferente. A aquellos que creyeran en El, hizo la promesa sagrada de que regresaría. Por eso, este mundo tenebroso será iluminado por El a pesar de todos los esfuerzos del mal para impedir ese acontecimiento. Tenemos confianza de que esa promesa será cumplida y nosotros nos someteremos enteramente a la dirección suprema del Salvador invisible suyo (El no vendrá en carne) para asistirlos.
Sea que esa asistencia llegue visiblemente por medio de astronaves tripuladas por seres poderosos mostrando su autoridad por el uso de fuerzas desconocidas a los mortales, sea que ese auxilio venga por medios misteriosos e invisibles, es cierto, y aún hombres y mujeres que cumplen las misiones para las cuales nacieron sobre la Tierra recibirán todo lo que sea necesario para garantizar su éxito y para desempeñar el papel que les fue destinado.
Nadie es capaz de evaluar realmente la paciencia y la maravillosa indulgencia con las cuales Dios soporta la fragilidad de los humanos.
Nadie es capaz de medir su decepción cuando ellos rehúsan aceptar Su perdón y Su misericordia.
Todo lo que ocurre, siendo de naturaleza destructiva, es el resultado de la libre elección del hombre en vincularse a la senda retrógrada que lleva hacia el olvido. Esos seres retrógrados no pueden existir en el nuevo mundo que se crea actualmente.
En los próximos años habrá milagros que provocarán en ustedes una revisión de sus concepciones sobre la naturaleza y su metamorfosis. Es inevitable una era de purificación, ustedes bien lo saben, antes que se puede instaurar un sistema más perfecto.
Existen medios para tornar menos dolorosa tal purificación y la eliminación de esos residuos inquietantes, aunque en diferentes partes del globo sólo una completa barrida hiciese desaparecer cualquier vestigio de las antiguas abominaciones y sus residuos. Hay, no obstante, innumerables casos en que esfuerzos determinados son llevados a cabo por individuos, grupos o movimientos, para una reforma digna de la Nueva Era, esfuerzos que impedirán medidas tan radicales.
Nosotros atravesamos los países de punta a punta. Encontramos una multitud de personas íntegras, generosas y de espíritu abierto. Tomamos nota de cada una de ellas. Nosotros las observamos en su casa, en los negocios, en el trabajo, en las distracciones, en la riqueza y en la desdicha, en tiempos felices y en desgracias. En todas las ocasiones ellas quedaron calmadas, llenas de recursos, dando valor y fuerza a los débiles. Agradecemos a Dios que esas personas existan.
Hay seres humanos que nos consideran destructores.
Reflexionen, pues, por algunos instantes, y piensen en todo lo que los torna ansiosos, atemorizados, infelices y preocupados.
El tiempo, las aguas del océano, el aire que ustedes respiran, el alimento que absorben, la propia tierra sobre la cual ustedes andan, han sido afectados por las relaciones humanas, los negocios, los gobiernos, el comercio, la sociedad en general, pues su magnetismo está cargado de nocividad. Todas esa cosas serán renovadas.
Actualmente, ningún esfuerzo debe ser hecho para comunicarse con nosotros, salvo después de algún pedido nuestro. Nosotros mismos escogeremos la ocasión, el lugar y la persona con la cual deseáramos mantener contacto. No obstante, sería de gran ayuda que ustedes quisieran mantener, en relación a nosotros, sentimientos amistosos y de confianza y pensamientos de bienvenida.
Nuestras fuerzas encontrarían, de esa manera, una atmósfera bien adaptada a su trabajo, pues hay necesidad de estos "campos de luz" para aterrizar y reposar por algunos instantes, a fin de adaptarse a las condiciones y vibraciones que encontrarán al cumplir su misión.
Conocemos a cada uno de ustedes y sabemos la simpatía que ustedes dedican a nuestra misión, y queríamos que supieran la ayuda que eso representa para nosotros, tener avenidas luminosas que nos permitirán alcanzar las regiones más sombrías donde se debe realizar tanto trabajo.
Estamos profundamente agradecidos por su comprensión y por su benevolencia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario